Viaje A Caledonia :: Concierto 21 Diciembre 2013 Barcelona

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Barcelona, 19 Enero 2015
Gran Teatre del Liceu

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Entrada concierto 19-01-15

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El amplísimo espacio musical que ha construido Van Morrison en su carrera encierra todo tipo de rincones. En esta ocasión, durante la noche del 19 de enero en el Liceu, ha transitado cerca del jazz y recorrido alguno pasillos del soul, pero no se ha animado a ascender hasta ese techo místico que en contadas ocasiones abre para sus seguidores, un espacio habitado por cuclillos, seres extraños que disfrutan raramente de esa luz musical y se alimentan de ella para combatir el vertedero que parece extenderse por doquier.

Lo que sí hizo anoche es otro gran concierto, bastante mejor en mi opinión que el del año pasado, con una intención más recogida y expresiva que traslada a sabiduría artística cada paso que da. No es tiempo –sería patético- de ir de jovencito perenne al filo de los setenta, así que opta por una relectura musical de sus amados referentes.

Close Enough For Jazz, tras Celtit Swing, dibuja las lindes de los cien minutos que vamos a contemplar. Se divierte y explaya con sus solos de saxo mientras las seis guitarras dispuestas en el escenario parecen mirarle y gritar, como en Shrek, eso de “elígeme, elígeme”. No las tocará. Por ahí sigue Magic Time, con una versión que ha crecido en los últimos conciertos y mantiene el nivel.

Pero inmediatamente aparece un plato muy fuerte: I Believe To My Soul. Arrolladora dentro de su sujeción, es imposible no acordarse de It´s Too Late (sonarán otros tres temas del grandioso doble). No abandona ese clímax temprano, con una voz pletórica, dominante, el gorila en la selva, y ataca un Baby Please Don´t Go también formidable. Cambia el registro con In The Midnight, aunque es también de gran nivel. El bajonazo llega después, con Moondance, poco vibrante, sosa, sólo apta para vírgenes en conciertos del León.

Luego viene un bloque bastante homogéneo (Enlightment, Open The Door to Your Heart y Days Like This) que animan el cotarro y juntan a los músicos, que parecen tomar aliento para nuevas cumbres.

Y, sí, crece el sonido de nuevo con Tkink Twice Before You Go, con todas las cicatrices y golferías de la calle. Espléndida, se van los pies, pero esa elegancia de Liceu deja poco espacio para el baile…

“Brother Van”, pensaba cuando irrumpe otro de los más intensos momentos del concierto: I Can´t Stop Loving You. Yo tampoco puedo dejar de querer tu música, Van, no puedo parar de seguirte, no quiero o no puedo, qué más da. Tú has cambiado, yo no soy el mismo, pero con los años el reencuentro vuelve a funcionar. Rehace las canciones desde otro ángulo y las encaja en sus nuevos yoes, siempre cambiantes, siempre inesperados. La música es una cuestión de identidad, y nos lo dice.

Sometimes We Cry le sale perfecta, pero la ascensión había sido muy pronunciada. Es un desvío hacia Brown Eyed Girl y Precious Time, entre lo más aplaudido, con el público agradecido por los fáciles estribillos.

Paso a Keep it Simple, un redescubrimiento. Esta canción tiene una fuerza tremenda y está cargada de futuro, pero Higher Than The World me sabe a poco y desdibuja la línea trazada. Más aplausos entusiastas con Whenever God, con más mordiente en Sometimes I Feel Like a Motherchild: trascendencia herida.

Recta final con Help Me y un apoteósico I Just Wanna Make Love To you, de Willie Dixon. Sí, otra del ITLTSN, una comparación nada odiosa con el retrato que se hizo hace cuarenta años, una versión de primerísimo nivel, con garra, tanta, tanta que parece estar cerca Jack Schroer, Brother Jack.

Para que la boca se quede con buen sabor apunta un In The Garden, del que se agradecen todos sus minutos con excepción del tajo final. La luz de Gloria se extiende hacia su avión. El cuerpo está contento. Mientras hay vida queda música. I Can´t Stop Loving You.